Lo mismo que se priva del libro
de telescopio y del botiquín, se
le priva de la cámara fotográfica
del buril y de la vara de medir; quedándose
solo como representación humana la
maternidad como representación social
la subyugación ante el hombre como
elementos de distracción y de trabajo
el tocador la aguja, la cocina.
Delante de tal desequilibrio, la mujer perfecta
será la que tomándose los
derechos y los recursos que indebidamente
se le niegan se levanten de la inutilidad
en que vegeta. ¿Qué necesita la mujer para
llegar a ser perfecta? Fuerza de voluntad,
valor moral amor a la instrucción
y sobre todo, amor a sí mismo y a
su sexo para trabajar por él y para
rescatarlo de los últimos restos
de la esclavitud que por inercia conserva… Salvo por lo de “mujer perfecta”
cualquiera podría pensar que el texto
anterior corresponde a alguna pensadora
feminista de estos tiempos o a algún
texto sobre la mujer de la Organización
de las Naciones Unidas.
Nada mas lejos de la realidad.
La autora
del mencionado texto nace en 1846 y no en
Paris o en alguna capital europea, que en
ese tiempo se prestaban mas para estimular
el desarrollo intelectual de la mujer. El
nacimiento se da en Taxco de Alarcón
Guerrero.
Es aquí, en la capital de la plata
donde Laureana Wright González nació
hace 177 años, el 4 de julio de 1846, es decir 62 años
antes que Simona de Beauvoir, la intelectual
francesa a quien se le considera en el mundo
la precursora de la igualdad de los sexos. Laureana Wright, hija única del norteamericano
Santiago Wright y la mexicana (Guerrense)
Eulalia González, es, a los 6 meses
de nacida, trasladada a la capital de la
republica mexicana.
Rompiendo la tradición de Esta época
en que se estilaba enseñar a las
niñas quehaceres hogareños
que sirvieran “para llevar bien una
casa y haber feliz al esposo”, los
padres de Laureana deciden que la niña
reciba instrucción en su propia casa.
Es así como Laureana aprende a leer
y a escribir, no solo español sino
ingles y francés.
Se podría pensar que la educación
y el medio familiar de Laureana contribuirán
a ser de ella una mujer exquisita, de esas
mujeres exquisitas y cultas que regularmente
no tienen patria.
En el caso de Laureana llamaba la atención
el acendrado amor que tenia por México.
En 1865 es decir a los 19 años, empieza
a escribir sus primeros poemas, en los que
resaltaban un Gran patriotismo ya una insipiente
en contra de la mujer en la sociedad. Aunque
solo leídos por familiares y amigos
cercanos, los poemas de Laureana eran reconocidos
por su gran calidad.
A los 22 años, de acuerdo a la tradición
que imperaban en ese entonces y se sigue
rigiendo en no pocos lugares de nuestro
país, Laureana estaba”en magnifica
edad para contraer matrimonio”. En 1868 se casa con Sebastián Kleinhans
un alemán alsaciano radicado en México.
Durante un año completo Laureana
se dedica única y exclusivamente
a las labores de su hogar y a los reclamos
de margarita, su única hija. Retoma su labor literaria y meses después,
a solicitud de Gerardo Silva y el poeta
Manuel Acuña, se le distingue como
miembro honorario de la sociedad Netzhualcoyotl. Esta sociedad, que reunía a los jóvenes
talentos de las letras indígenas
en México inicia con el nombramiento
de Laureana como miembro distinguido a una
serie de rupturas con la tradición
imperante acerca de la condición
femenina.
Tres años después a iniciativa
nació Ramírez “ El Nigromante”,
se le otorga el máximo diploma del
Liceo Hidalgo, institución que representaba
la vanguardia de las bellas artes en todo
el país. A estas distinciones siguieron
las del liceo Mexicano y las del Liceo Oaxaca.
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Pero Laureana no se concretaba a actividades
meramente literarias. Colaboraba en varias
publicaciones periodísticas de México.
Las más sobresalientes son las que
aprecian en el diario del hogar. Uno de
sus artículos que por poco le vale
la expulsión indebida del país,
es el referente de la actuación del
entonces presidente Manuel González
frente a la clase trabajadora Mexicana.
Otros artículos no menos combativos
aprecian con la Convención Radical
Obrera, en El Álbum de la mujer y
en El Correo de las Señoras. En este
ultimo donde publica él articulo
con quien se inicia esta semblanza: “La
mujer perfecta”.
Su quietud por cambiar y mejorar la condición
femenina la lleva a fundar y dirigir en
1877 el semanario de Las Violetas del Anahuac. Este semanario, que circulo durante aproximadamente
2 años, permitió dar a conocer
a varias escritoras nacionales que, por
falta de oportunidades en otros medios o
podía salir a la luz publica. Entre
las colaboradoras también estaba
Margarita la hija de Laureana.
Laureana incursionó también
en investigaciones históricas sobre
acontecimientos nacionales. Por si fuera
poco ortodoxo su desarrollo intelectual,
inicio una campaña para mejorar la
educación infantil y quitar dogmas
religiosos.
Sus criticas a la manera en que la iglesia
católica difundía la vida
de Jesucristo le valieron no pocos ataques
profesionales y personales.
Por enfermedad, la misma que le causo la
muerte, Laureana deja la dirección
de Las Violetas de Anahuac en manos de Mateana
Murguía, que al poco tiempo la dejo
desaparecer. Laureana Wrigth de Klenhans muere en la ciudad de México el 22
de septiembre de 1896.
Sin reconocérsele como precursora
de la igualdad de la mujer con el hombre,
deja, tres libros que confirman su pensamiento
y su temprana lucha: La emancipación
de la Mujer (1891); Educación errónea
de mujer y medio practico para corregirla
(1892) y mujeres notables mexicanas (este
ultimo aparece a la luz publica hasta 1910.
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